Como todas las noches de día viernes, pienso en lo difícil que es intervenir al destino.
¿Por qué se esmera el escriba en poner tantas pruebas, cambios y tanta cosa que nos resulta desagradable a simple vista? Señor escriba, le informo que sospecho lo que usted hace… no le gusta jugar a los dados, ya lo sé. Pero se que le gusta hacernos pensar de una manera no común. Cómo me encantaría tomar un refresco con usted, conocer su sabiduría que en mas de un sueño me ha mostrado, no crea que lo he sacado de mis recuerdos de niñez…
Cuando era pequeña veía a un señor anciano, muy simpático que me enseñaba a manejar aquellos dones que yo pensaba comunes a todos los mortales, hoy sé que soy especial, diferente, que rompo las reglas de la física e incluso de la metafísica… me enseñó cosas que no olvidaré, me mostró el camino por el cual caminar sin enloquecer o como decían los griegos “no hay tal crisis”.
Me dejó pistas por todos lados, me enseñó a pensar de manera diferente ( ¡cuántos problemas me ha traído!) .
Lo veo llegar a mi habitación como tantas noches, desde que era pequeña… se acercar a mi cama, con esos ojos que me llenan de paz, de calma…
- ¿cómo me recuerdas Saltué?
- Te gusta hacerme preguntas difíciles… desde pequeña fuiste así, te recuerdo con esos ojos enormes cafés que brillaban con la oscuridad, sentada con tus muñecas, junto a tu guardián… te recuerdo tan inocente como ahora, tan pura y llena de luz.
- ¿Recuerdas cosas en especial?
- Tantos momentos dentro del infinito tiempo… infinitos recuerdos, procedo a relatar;
Recuerdo muy bien un día que jugabas en el jardín, José miguel te enseñaba algunos nombres de flores, ¡por Dios, como gustabas de las rozas!. Me viste llegar y preguntaste; ¿Por qué las rozas tienen espinas si son tan bellas?. Yo te respondí de manera sencilla, el dolor es el don más bello que Dios creo, pero es el menos amado…
Solo me sonreíste, yo también respondí a tu sonrisa y te dije que a los 12 años iba a empezar tu entrenamiento especial, donde ibas a entender todo lo que te cuestionabas. A esa edad debía enseñarte como defender tus dones, como mirar tus dones y por sobretodo como ocuparlos.
- ¿Crees que aprendí a ocuparlos bien?
- Digamos que fue un entrenamiento muy natural para ti, desde niña supiste lo que eras, quien eras y por sobretodo tu misión…
- Esa misión que tantas veces me trae miles dolores de cabeza… pero que sé que debo cumplir…
- Nadie dijo que sería fácil, sabes pelearla como dices tú muy bien, sabes cómo cumplirla, quizás ahora estas todavía uniendo pistas, pero créeme que sabes la verdad…Tienes esa inteligencia, esa memoria y esos dones que te van a ayudar. No estás sola y lo sabes bien.
- Dejemos mi misión para más tarde, quiero recordar algunas cosas que tú debes saber… dime ¿Por qué volvieron esos recuerdo de infancia, los que habían sido borrados por quizás que cosa?
- ¡Uffff como te gusta volver al pasado!… no se debe intervenir el pasado…
- Creo que ya no te sirve decirme las reglas… cuéntame…
- Tu infancia, no fue como al de otros niños, cierto?
- Si, veía cosas que después supe que los demás no veían…
- Exacto, tienes una visión que no todo el mundo tiene, aparte de tu oído ¿no?, bueno digamos que eres capaz de entrar en la otra dimensión como tú ya sabes, de ver lo que los demás no ven, de entender el tiempo y sus paradojas. Hubo momentos claves en donde me fue dada la orden de intervenir, primero llegó a tu vida José Miguel como ángel guardián. Yo me encargaba de enseñarte sobre tus dones, te cuidaba cuando tenías miedo de lo que veías, escuchabas y sentías, fui tu refugio en medio de la soledad que te daban tus dones…
- Pero esta historia no partió ahora, ¿Mi abuela era relevante en esta época no?
- Si, tus tres abuelas eran relevantes; Pastora, Esperanza y Luz. Esos nombres no fueron dados en vano… están relacionadas con tu misión como ya sabes. Luz fue la que directamente guió tu infancia, ella la que te enseñaba cosas de tu abuela pastora.
- Si, ella hasta el día de hoy es la Luz de mucho de mis pensamientos…Pero ¿Por qué me dejaron tan tarde ver a mi abuela Pastora?
- Fue un encuentro clave, te entregó aquella carta que te informó de lleno sobre tu misión. Ella sabía años antes de tu nacimiento, de tu presencia y de tu relevancia, sabía todo…
- ¿Ella también tenía el don del tiempo?
- Si digamos que de una forma si, pero mas desarrollada por su edad. Por eso logró entregarte esa carta…
- Ahora entiendo, muchas veces esa señora que aparecía advirtiéndome en sueños era ella no?
- Si, en conjunto con esperanza algunas veces. Es necesario volver a repasar momentos claves de tu infancia.
Saltue me toma de la mano, de nuevo caigo en ese sueño profundo a su lado, estoy moviendo los años, viendo ante mis ojos mi niñez.
Me veo pintando en la sala pequeña de, con mis rulos en la frente me dibujo junto a José Miguel en la hoja, veo que se acerca una sombra, hace que Marcos muerda mi hombro, comienzo a llorar del dolor…
- ¿Ahora sabes por qué te atacaban no?
- ¿Ellos ya sabían a lo que venía no?
- Si, y siempre quisieron intervenir para eliminarte… buscaron desde el vientre de tu madre sacarte de esta historia, sígueme…
Rápidamente veo a mi madre en el hospital en medio de los delirios, veo como las enfermeras luchan por socorrerla…
- sembrar esperanza para Dios… no es fácil pero tienes un cielo entero que te cuida. Ahora vamos un poco mas adelante en el tiempo.
Llegamos a un hospital, saltue me explica que la bebé de la incubadora soy yo… pequeña, frágil, pero con tres ángeles a mis costados, pastora miraba la situación con ojos llenos de algo que me cuesta descifrar…
- Así de frágil fuiste… que ironía, ¡la guerrera de Dios frágil como una hoja!.
- ¿José miguel desde ese tiempo me cuidó?
- Mmm si… el siempre te ha cuidado, desde los primeros tiempos, ha sido tu guardián por siglos. Sígueme vamos a ir a ver los riesgos de muerte y zafaste de ellos.
Obligo a que se detenga Saltué.
- ¿ No podemos ir más atrás en el tiempo?
- Mmm… precisamente a donde, no puedo intervenir y sabes perfectamente que no hay tiempo…
Sigue caminando, sin querer escuchar mis palabras y mucho menos obedecer mi deseo…
- Llévame al bosque por favor. Solo una vez, un momento pequeño y regresamos.
Saltue mira uno de sus miles de relojes, mueve su cabeza haciendo círculos, tratando de evadir mi petición fuera de las reglas.
- No me obligues a hacer cosas que pueden afectar más el presente, ¡no podemos intervenir!, Debes mirar el presente, no al pasado…
Sin alcanzar a reprochar la decisión me encuentro nuevamente en mi cama, sentada y con el deseo angustioso de regresar a mi bosque.
- Olvídalo y no me mires con esos ojos que se me desarman todos mis relojes… Es mejor que sigamos con tus clases.
- Son las 3 de la madrugada, necesito dormir mañana tengo colegio.
- Muy bien, mañana vendrá Emanuel a conversar contigo, que tengas un buen descanso y no me odies por lo del bosque, tu sabes cómo son las reglas…
- “ amar también es dejar y olvidar”
- ¡Exacto!
Saltue se va de mi habitación, dejándome con una gran duda; ¿será posible olvidar lo que se ama? ¿Por qué a mí me toca tener esta vida tan rara?. Aquí es donde se activa mi principio de negación, prefiero acomodar mi cabeza y entregarme a los brazos de Morfeo buscando conformidad.